Ninguna creencia es más fuerte para levantar la autoestima de una persona que considerarse hijo de Dios.
En caso de que un niño no conozca a su padre, siempre sabrá que puede conocer a su verdadero Padre, y que si su padre lo abandonó, Dios nunca lo abandonará.
Si los padres no son estables emocionalmente y no se pude confiar en ellos, recordará que no únicamente sus padres lo aman, sino que existe un ser superior que vela por él y cuyo amor es inalterable.
Evite frases como “Diosito no te va a querer si sigues diciendo mentiras”.
El amor no se puede comprar, el amor se recibe, se acepta.
Ore con su hijo en voz alta, por ejemplo: “Señor, te pido que bendigas a Juanito, te doy gracias por su vida, porque tú se la has dado con un propósito hermoso, gracias porque nos amas…”
Si usted le da importancia a su relación con Dios, ellos también lo harán.
Acérquelos a las Escrituras tan pronto como sea posible. Existen muchas versiones para niños. En la Biblia encontrará hermosas historias de valor, fortaleza, fe, generosidad, etc. Lo más importante es que él comprenda que esas historias contienen enseñanzas aplicables a nuestra vida. Los milagros existen, y de la misma manera que Dios tuvo el poder para separar mares, lo tiene ahora para ayudarnos en nuestro camino. De la misma forma que multiplicó los panes y los peces para alimentar a la gente que lo escuchaba, lo tiene ahora para socorrernos.
Son bellos pasajes que nos muestran su infinito amor por nosotros. Si Jesús fue capaz de padecer por nuestros pecados, que no estará dispuesto a hacer para que tengamos una vida plena y feliz.
09 abril 2011
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