07 mayo 2011

LOS NIÑOS Y EL DIVORCIO


El divorcio puede malinterpretarse por los niños, a no ser que los padres les digan lo que está pasando, cómo les afecta y cuál será su suerte. Los niños con frecuencia creen que son la causa del conflicto entre su padre y su madre.

Muchos asumen la responsabilidad de reconciliar a sus padres y algunas veces se sacrifican a sí mismo en este proceso. En la pérdida traumática de uno o de ambos padres debido al divorcio, los niños pueden volverse vulnerables tanto a enfermedades físicas como psicológicas.

Con mucho cuidado y atención, sin embargo, una familia puede hacer uso de su fortaleza o de sus factores positivos durante el divorcio, ayudando así a los niños a tratar de manera constructiva la solución al conflicto de sus padres. Los padres deben percatarse de las señales de estrés persistente en su hijo

Los niños pequeños pueden reaccionar al divorcio poniéndose más agresivos, rehusándose a cooperar o retrayéndose en sí mismo.

Los niños mayores pueden sentir mucha tristeza o experimentar un sentimiento de pérdida. Los problemas de conducta son muy comunes entre estos niños, y el aprendizaje de la escuela puede afectarse negativamente. Ya sea como adolescentes o como adultos, los hijos de parejas que no han podido separarse en buenos términos, a menudo tienen problemas en sus relaciones y con su autoestima. Los niños tendrán menos problemas si saben que su mamá y su papá continúan actuando como padres y que ellos los seguirán ayudando aun cuando el matrimonio se termine y el padre y la madre no vivan juntos.

Las disputas prolongadas acerca del dinero, o la custodia de los hijos o la coerción a los niños para que se pongan de parte del papá o de la mamá les puede hacer mucho daño a los hijos y pueden acrecentar lo que los haya afectado el divorcio. El compromiso continuo de los padres por lograr el bienestar de los hijos es vital. Si el niño muestra indicios de verse muy afectado por esta situación, los padres deben consultar con un terapeuta para hacerle una evaluación y si fuera necesario, un tratamiento.

Además el terapeuta puede reunirse  con los padres para ayudar a la familia para que aprenda a minimizar el estrés que implica el divorcio de los padres.

En definitiva, el divorcio de los padres es una situación de crisis que afecta a toda la familia, pero que depende de cómo puedan manejar esta situación los padres, para que puedan superarla los hijos.

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