23 abril 2010

¿A las palabras se las lleva el viento?

Muchos padres no acostumbran decir cosas buenas sobre sus hijos porque piensan que éstos pueden envanecerse y eso sería contraproducente. Otros piensan que sus hijos saben que los aman y no necesitan decirlo. Generalmente estos padres exigen demasiado a sus hijos y ellos responden con buenos resultados para recibir las palabras de aceptación que tanto necesitan, ya que solo las reciben al tener grandes logros.

Su hijo es valioso y único. Si usted lo ama, no por lo que haga o deje de hacer, sino por lo que es como persona, dígaselo. Dígaselo siempre para que en su mente no quede duda sobre ello.

Se debe alabar siempre el carácter, el esfuerzo, la disciplina, la responsabilidad, etcétera. No los resultados.

Los elogios centrados en resultados o logros no siempre son la mejor manera de desarrollar la autoestima de sus hijos, ya que los resultados no siempre dependerán de lo que el niño realizó, son muchas las circunstancias que rodean a un resultado. Por ejemplo, en el caso de las calificaciones escolares, no siempre el resultado “bueno” de un examen califica el empeño y la disciplina en un niño. Porque un niño que obtuvo un “excelente” quizá se esforzó menos debido a que tiene más facilidad para esa materia, que aquel que logró un “bueno” de calificación.

Si se centra en elogiar los valores que el niño demuestre en la práctica, independientemente de los resultados, se desarrollará una autoestima saludable.

Si se elogia cada vez que demuestre responsabilidad, esto le recordará que es importante porque tiene la capacidad de hacer cosas importantes y valiosas para él y para otros. Por ejemplo cuando le da de comer a tiempo a su mascota, cuando tiene disciplina al hacer sus tareas sin que lo supervisen, cuando hace un esfuerzo por realizar una tarea física algo difícil o cuando muestra bondad al compartir algo que le pertenece con otro niño.

El niño que es tratado de esta manera, tendrá una fuerte autoestima, la cual le ayudará a desarrollarse y ser todo lo que puede ser.

Las palabras mantienen aún con los años su fuerza; positiva o destructiva. Al recordarlas, las personas sentirán exactamente igual que cuando se las dijeron o quizá hasta un poco más. Son las voces con las que muchos adultos luchan toda su vida, muchos son vencidos por ellas, mientras que otros vencen con su ayuda. Las voces de aceptación, valoración y bendición son las que nos llevan a la victoria.

No es el mismo impacto al escuchar lo que dicen sus amigos o sus parientes más cercanos, a lo que escuchan de usted cuando se refiere a ellos.

Utilice el poder de las palabras para bendecir a sus hijos, no cuesta mucho abrir la boca y pronunciar las palabras adecuadas para expresar valoración profunda y sincera, estas palabras ayudan a construir la autoestima de los niños, especialmente cuando son pequeños.

“El poder de la vida y la muerte se encuentra en la lengua” utilícela para dar vida.

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