Dicen que "en el pedir está el dar". La manera en que corregimos a nuestros hijos (o a nuestros alumnos)tiene un impacto en su autoconcepto. El mismo mensaje dicho de diferente manera marca la diferencia.
1. Diríjase a la conducta del niño, nunca al niño.
Constructiva:
No ordenaste el cuarto
Destructiva:
Eres un desordenado.
Constructiva:
No vuelvas a gritarle a tu madre.
Destructiva:
Eres un grosero.
Constructiva:
Te estás levantando demasiado tarde
Destructiva:
Eres un flojo
Constructiva: Necesito que ayudes más en las labores de casa.
Destructiva:
Eres una desconsiderada.
Constructiva:
Pon atención cuando te hable.
Destructiva:
Eres un burro.
2. Describe la conducta: “No cumpliste con el acuerdo de que ibas a hacer tu tarea en la tarde”.
3. Aclara tus sentimientos involucrados: “Me siento muy molesto porque no cumpliste y por eso no podrás acompañarnos”.
4. Describa la conducta que deseas en caso de que quieras que se haga algo.
“Baja los pies des sillón. Ayúdame a conservarlo limpio”
03 febrero 2011
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Norma:
ResponderEliminarQué bueno que nos ayudes con cuestiones como esta.
Gracias
La intensión es que haganos los ajustes necesarios para obtener la conducta deseada sin devaluar la imagen del niño. Tanto padres como docentes influimos de manera significativa en su vida futura...es bueno que tengamos eso siempre presente.
ResponderEliminarGracias por sus comentarios
Así, desde ahora, puedo generar un panorama amplio del padre que quiero llegar a ser. XD Lo cierto también es que entre el hijo que Dios espera que seamos, el que nuestros hijos (y a veces nosotros pensamos) piensan que somos y el padre que realmente somos, necesariamente hay una irremediable diferencia.
ResponderEliminarUn abrazote, Amiga!!!